Por
Ismael Muller Vázquez, Economista
Este año al igual que en los pasados 35 años
el informe del Comité Especial para la Descolonización de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) fue presentado para su aprobación ante la Asamblea
General de la ONU. Tradicionalmente este informe en la sección sobre el caso de
Puerto Rico reconoce la condición colonial del país y exhorta a los Estados
Unidos a iniciar los pasos para cumplir con el derecho internacional e iniciar
un proceso de descolonización. Este proceso debe ser consonó con la resolución
1514 que establece el “el derecho inalienable a la libre determinación e
independencia”. Además exhorta a la descontaminación de Vieques así como la
liberación del preso político Oscar López Rivera. La reacción de la embajada
norteamericana tradicionalmente es de oponerse a esta sección del informe
alegando que el caso de Puerto Rico se resolvió en 1952 con la aprobación del
Estado Libre Asociado (ELA) por parte del Congreso y que este es un asunto
interno de los Estados Unidos. Sin embargo este año hubo varias diferencias con
años anteriores que nos llevan a pensar que la lucha de liberación nacional ha
logrado adelantar no solo ante la comunidad internacional sino también en los
propios Estados Unidos. Oprima aqui para ver la vista: https://www.youtube.com/watch?v=Dw3w8KtbrI4&t=13s
En primer lugar se logró añadir en el
informe que se le dé un mandato al Comité para
iniciar conversaciones con Estados Unidos para que inicie las
negociaciones con el Movimiento Independentista para iniciar un proceso de
descolonización. Además se pidió un mandato al Comité para inspeccionar por
parte de una delegación las condiciones de Oscar López en la cárcel. Estos dos
puntos son sumamente importantes pues le dan una mayor prioridad al caso de
Puerto Rico además de aumentar la presión internacional sobre el gobierno
norteamericano. Los defensores de la colonia y enemigos de la libertad de
nuestro pueblo intentan restarle importancia a esta resolución alegando que las
mismas no son vinculantes y por lo tanto pueden seguir siendo ignoradas sin
ninguna consecuencia. Como todos los años denuncian la participación del
Movimiento de Liberación Nacional en la ONU como una pérdida de tiempo. Sin
embargo este año fue diferente y la realidad demostró lo contrario.
Lo segundo que debemos resaltar es
precisamente que esta presión se hizo sentir, como quedó demostrado por la
reacción de la embajadora norteamericana ante la ONU. Ésta tuvo que aceptar la
condición colonial de Puerto Rico y reconocer la violación del derecho
internacional que esto conlleva aceptando la valides de la resolución. Esta
reacción era inevitable ante la situación creada por la ley PROMESA y las
determinaciones de la Corte Suprema de Estados Unidos. Era imposible sostener
la posición tradicional ante la ONU después de hacer una admisión de los
poderes plenipotenciarios del Congreso sobre Puerto Rico. Sin embargo la
embajadora hizo uso de un subterfugio diplomático para oponerse a la resolución
y terminar votándole en contra. Ésta alegó que no podía apoyar la resolución si
ésta no contenía la integración a la potencia administradora y la Libre
Asociación como alternativas descolonizadoras.
Esta posición es claramente un intento de
justificar la dilación en el cumplimiento de la responsabilidad histórica que
tiene Estados Unidos y que se ha negado a cumplir por los pasados 118 años. De
la Asamblea General aceptar esta enmienda seria convertir el proceso de
descolonización en otro plebiscito controlado por el gobierno federal que en el
mejor de los casos sería una repetición del engaño de 1952. La propia
resolución 1514 en la sección XV reconoce la integración y la Libre Asociación
como “formulas no coloniales” y cónsonas con el derecho internacional. Sin
embargo no es lo mismo decir que son formulas no coloniales a decir que son
descolonizadoras como pretenden los Estados Unidos. La diferencia reside que el
derecho internacional establece que la decisión final sobre el estatus del
territorio deberá ser precedida por la independencia del mismo. Esto como
garantía de que esta sea un verdadero ejercicio de autodeterminación sin la
injerencia indebida de la Metrópolis. Esto fue lo que precisamente ocurrió en
1952 con el ELA y le permitió a Estados Unidos evitar la descolonización. Don
Pedro Albizu Campos lo sintetizó de una manera clara y sencilla al decir “para
votar libremente hay que ser libre primero”. La posición norteamericana es parecida a la de
un apostador que exige saber el número ganador como condición para apostar. Por
supuesto esta posición fue rechazada y la resolución fue aprobada en una
votación de 5 votos en contra, 2 abstenciones (incluyendo a Colombia, único
país de América Latina en no votar a favor) y 186 votos a favor.
El resultado de este año en la ONU obligó a
los políticos coloniales a cambiar su discurso para intentar confundir al
pueblo. No debemos sorprendernos que como siempre terminen defendiendo la
posición de Washington y alegando (contrario a lo que decían hace apenas unos
días) que la posición norteamericana era un paso de avance en la solución del
“problema del status”. Inmediatamente
empezaron a pedir plebiscitos y referéndums organizados por el Congreso sin
ninguna garantía de que se pudiera ejercer la autodeterminación. ¿Cómo podemos
hablar de un ejerció de libre determinación en un proceso controlado por el
gobierno federal? ¿Cómo podemos hablar de un ejercicio soberano sin soberanía?
Además esta posición pretende darle un asiento en la mesa de negociaciones a
los sectores que defienden el status colonial. Ni el PNP ni el PPD defienden la
soberanía necesaria para lograr la autodeterminación. El PNP pretende imponer
la estadidad y el PPD cambios cosméticos a la condición colonial. Solo el
movimiento independentista representa una posición verdaderamente
descolonizadora.
Los
verdaderos estadistas no pueden defender un proceso de petición de estadidad
sin la soberanía necesaria para que esta sea el producto de un ejercicio
legítimo y soberano del pueblo de Puerto Rico, de otro modo sería una anexión
forzosa. Quienes dicen defender la Libre Asociación, si son realmente
soberanistas, no pueden permitir que un partido que ha sido históricamente el
defensor de la colonia como el PPD los represente. ¿Cómo pueden los mismos que
defendieron el engaño del 52 venir ahora a denunciarlo y descaradamente pedir
participar en negociaciones para descolonizar al país? Esta gente perdió el
tren de la historia en 1952 y ahora pretenden que los independentistas los
ayudemos a colarse en él. Lo logrado hasta ahora ha sido el fruto de una lucha
que hemos llevado por más de un siglo los independentistas y que nos ha costado
muchas vidas y sacrificio. No podemos permitir que quienes han hecho lo
imposible por impedir nuestra meta asesinándonos, encarcelándonos,
torturándonos, carpeteándonos y mintiéndole al pueblo vengan a sabotear la
lucha por la libertad de nuestro país.
El
movimiento independentista debe reiterar hoy más que nunca que no aceptaremos ningún
proceso de descolonización que no cumpla con las condiciones que históricamente
hemos exigido. La transferencia de poderes, la excarcelación de todos nuestros
presos políticos, el cese de operaciones de las agencias represivas federales
como el FBI y la Corte federal, así como la supervisión internacional. No
debemos prestarnos para legitimar la participación en la ONU de quienes solo
pretenden defender la colonia. Debemos denunciarlos como lo que son, enemigos
de la libertad de nuestro pueblo que pretenden engañarnos como lo hicieron en
el 52. De lo contrario toda nuestra lucha y sacrificio habrá sido en vano. Se
lo debemos a los mártires de Lares, Jayuya y a todos nuestros presos políticos
y prisioneros de guerra que han sufrido cárcel y tortura desde Lares hasta
Vieques.
Es preciso añadir que no podemos ser
ingenuos y pensar que con estos logros es suficiente para descolonizar al país.
Estos triunfos son importantes y necesarios. Pero sin una lucha militante y
frontal en la calle no tienen ningún valor real. Debemos hacer uso de todos los
métodos de lucha que tenemos a nuestra disposición, la desobediencia civil, la
huelga general y cualquier otro método de lucha legítimo que sea necesario.
Hemos logrado aumentar la presión internacional a un nivel importante pero sin la
presión interna necesaria nuestra lucha no será efectiva. Tenemos el ejemplo de
Vieques en el que la lucha del pueblo en la calle y la presión de la comunidad
internacional nos dieron la victoria.
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