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sábado, 3 de diciembre de 2016

Puerto Rico ante la ONU


Por Ismael Muller Vázquez, Economista

   Este año al igual que en los pasados 35 años el informe del Comité Especial para la Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue presentado para su aprobación ante la Asamblea General de la ONU. Tradicionalmente este informe en la sección sobre el caso de Puerto Rico reconoce la condición colonial del país y exhorta a los Estados Unidos a iniciar los pasos para cumplir con el derecho internacional e iniciar un proceso de descolonización. Este proceso debe ser consonó con la resolución 1514 que establece el “el derecho inalienable a la libre determinación e independencia”. Además exhorta a la descontaminación de Vieques así como la liberación del preso político Oscar López Rivera. La reacción de la embajada norteamericana tradicionalmente es de oponerse a esta sección del informe alegando que el caso de Puerto Rico se resolvió en 1952 con la aprobación del Estado Libre Asociado (ELA) por parte del Congreso y que este es un asunto interno de los Estados Unidos. Sin embargo este año hubo varias diferencias con años anteriores que nos llevan a pensar que la lucha de liberación nacional ha logrado adelantar no solo ante la comunidad internacional sino también en los propios Estados Unidos.  Oprima aqui para ver la vista: https://www.youtube.com/watch?v=Dw3w8KtbrI4&t=13s 

   En primer lugar se logró añadir en el informe que se le dé un mandato al Comité para  iniciar conversaciones con Estados Unidos para que inicie las negociaciones con el Movimiento Independentista para iniciar un proceso de descolonización. Además se pidió un mandato al Comité para inspeccionar por parte de una delegación las condiciones de Oscar López en la cárcel. Estos dos puntos son sumamente importantes pues le dan una mayor prioridad al caso de Puerto Rico además de aumentar la presión internacional sobre el gobierno norteamericano. Los defensores de la colonia y enemigos de la libertad de nuestro pueblo intentan restarle importancia a esta resolución alegando que las mismas no son vinculantes y por lo tanto pueden seguir siendo ignoradas sin ninguna consecuencia. Como todos los años denuncian la participación del Movimiento de Liberación Nacional en la ONU como una pérdida de tiempo. Sin embargo este año fue diferente y la realidad demostró lo contrario.

   Lo segundo que debemos resaltar es precisamente que esta presión se hizo sentir, como quedó demostrado por la reacción de la embajadora norteamericana ante la ONU. Ésta tuvo que aceptar la condición colonial de Puerto Rico y reconocer la violación del derecho internacional que esto conlleva aceptando la valides de la resolución. Esta reacción era inevitable ante la situación creada por la ley PROMESA y las determinaciones de la Corte Suprema de Estados Unidos. Era imposible sostener la posición tradicional ante la ONU después de hacer una admisión de los poderes plenipotenciarios del Congreso sobre Puerto Rico. Sin embargo la embajadora hizo uso de un subterfugio diplomático para oponerse a la resolución y terminar votándole en contra. Ésta alegó que no podía apoyar la resolución si ésta no contenía la integración a la potencia administradora y la Libre Asociación como alternativas descolonizadoras.

  Esta posición es claramente un intento de justificar la dilación en el cumplimiento de la responsabilidad histórica que tiene Estados Unidos y que se ha negado a cumplir por los pasados 118 años. De la Asamblea General aceptar esta enmienda seria convertir el proceso de descolonización en otro plebiscito controlado por el gobierno federal que en el mejor de los casos sería una repetición del engaño de 1952. La propia resolución 1514 en la sección XV reconoce la integración y la Libre Asociación como “formulas no coloniales” y cónsonas con el derecho internacional. Sin embargo no es lo mismo decir que son formulas no coloniales a decir que son descolonizadoras como pretenden los Estados Unidos. La diferencia reside que el derecho internacional establece que la decisión final sobre el estatus del territorio deberá ser precedida por la independencia del mismo. Esto como garantía de que esta sea un verdadero ejercicio de autodeterminación sin la injerencia indebida de la Metrópolis. Esto fue lo que precisamente ocurrió en 1952 con el ELA y le permitió a Estados Unidos evitar la descolonización. Don Pedro Albizu Campos lo sintetizó de una manera clara y sencilla al decir “para votar libremente hay que ser libre primero”.  La posición norteamericana es parecida a la de un apostador que exige saber el número ganador como condición para apostar. Por supuesto esta posición fue rechazada y la resolución fue aprobada en una votación de 5 votos en contra, 2 abstenciones (incluyendo a Colombia, único país de América Latina en no votar a favor) y 186 votos a favor.

   El resultado de este año en la ONU obligó a los políticos coloniales a cambiar su discurso para intentar confundir al pueblo. No debemos sorprendernos que como siempre terminen defendiendo la posición de Washington y alegando (contrario a lo que decían hace apenas unos días) que la posición norteamericana era un paso de avance en la solución del “problema del status”.  Inmediatamente empezaron a pedir plebiscitos y referéndums organizados por el Congreso sin ninguna garantía de que se pudiera ejercer la autodeterminación. ¿Cómo podemos hablar de un ejerció de libre determinación en un proceso controlado por el gobierno federal? ¿Cómo podemos hablar de un ejercicio soberano sin soberanía? Además esta posición pretende darle un asiento en la mesa de negociaciones a los sectores que defienden el status colonial. Ni el PNP ni el PPD defienden la soberanía necesaria para lograr la autodeterminación. El PNP pretende imponer la estadidad y el PPD cambios cosméticos a la condición colonial. Solo el movimiento independentista representa una posición verdaderamente descolonizadora.

    Los verdaderos estadistas no pueden defender un proceso de petición de estadidad sin la soberanía necesaria para que esta sea el producto de un ejercicio legítimo y soberano del pueblo de Puerto Rico, de otro modo sería una anexión forzosa. Quienes dicen defender la Libre Asociación, si son realmente soberanistas, no pueden permitir que un partido que ha sido históricamente el defensor de la colonia como el PPD los represente. ¿Cómo pueden los mismos que defendieron el engaño del 52 venir ahora a denunciarlo y descaradamente pedir participar en negociaciones para descolonizar al país? Esta gente perdió el tren de la historia en 1952 y ahora pretenden que los independentistas los ayudemos a colarse en él. Lo logrado hasta ahora ha sido el fruto de una lucha que hemos llevado por más de un siglo los independentistas y que nos ha costado muchas vidas y sacrificio. No podemos permitir que quienes han hecho lo imposible por impedir nuestra meta asesinándonos, encarcelándonos, torturándonos, carpeteándonos y mintiéndole al pueblo vengan a sabotear la lucha por la libertad de nuestro país.  

    El movimiento independentista debe reiterar hoy más que nunca que no aceptaremos ningún proceso de descolonización que no cumpla con las condiciones que históricamente hemos exigido. La transferencia de poderes, la excarcelación de todos nuestros presos políticos, el cese de operaciones de las agencias represivas federales como el FBI y la Corte federal, así como la supervisión internacional. No debemos prestarnos para legitimar la participación en la ONU de quienes solo pretenden defender la colonia. Debemos denunciarlos como lo que son, enemigos de la libertad de nuestro pueblo que pretenden engañarnos como lo hicieron en el 52. De lo contrario toda nuestra lucha y sacrificio habrá sido en vano. Se lo debemos a los mártires de Lares, Jayuya y a todos nuestros presos políticos y prisioneros de guerra que han sufrido cárcel y tortura desde Lares hasta Vieques.

   Es preciso añadir que no podemos ser ingenuos y pensar que con estos logros es suficiente para descolonizar al país. Estos triunfos son importantes y necesarios. Pero sin una lucha militante y frontal en la calle no tienen ningún valor real. Debemos hacer uso de todos los métodos de lucha que tenemos a nuestra disposición, la desobediencia civil, la huelga general y cualquier otro método de lucha legítimo que sea necesario. Hemos logrado aumentar la presión internacional a un nivel importante pero sin la presión interna necesaria nuestra lucha no será efectiva. Tenemos el ejemplo de Vieques en el que la lucha del pueblo en la calle y la presión de la comunidad internacional nos dieron la victoria.

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