Sabían ustedes que durante el tiempo de la esclavitud tradicional, cuando un esclavo
se escapaba, el amo enviaba a otros esclavos a capturarlo. Luego de capturado, los
mismos esclavos azotaban al fugitivo para que el amo no se lastimara las manos.
Parece increíble, pero no lo es.
La maldición del lacayo
Si no existiesen lacayos,
marionetas y serviles,
serían menos los tiranos
y el mundo sería más libre.
Pero desgraciadamente,
no hay colonia sin lacayos,
que se prestan de alcahuetes
contra sus propios hermanos.
Y se venden y se entregan
esclavizando su humanidad,
acatando sin reservas
que a su gente pueden matar.
Y ametrallan a su pueblo
como en Ponce, Río Piedras,
por intereses ajenos,
de invasores de su tierra.
Rafael Cancel Miranda
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