A pesar de que Estados Unidos es el país más rico del mundo en términos
absolutos, permanece por detrás de muchas otras naciones en garantizar las
necesidades de todos sus ciudadanos: el 20 por ciento de los niños menores de
cinco años viven en la pobreza (el mayor índice de pobreza infantil de todos
los países industrializados), 44 millones de personas carecen de seguro de
salud, entre 40 y 44 millones de personas son analfabetos, y 28 millones no
tienen la comida asegurada.
Estados Unidos se encuentra virtualmente solo en su oposición a los derechos económicos y sociales. La Segunda Carta de Derechos propuesta por el presidente Franklin Roosvelt en 1944, que se centraba en garantizar el trabajo, la vivienda y los ingresos, la atención médica y la educación, la protección contra la inseguridad económica en la vejez, la enfermedad y el desempleo, y un mercado sin competencia desleal y dominio de monopolios, serviría como base para la seguridad de la economía. A pesar de que la visión de Roosvelt nunca llegó a incorporarse a la política interna americana, sirvió para inspirar el proyecto y la adopción de la Declaración Universal bajo el liderazgo de la sra. Eleanor Roosvelt.
Estados Unidos se encuentra virtualmente solo en su oposición a los derechos económicos y sociales. La Segunda Carta de Derechos propuesta por el presidente Franklin Roosvelt en 1944, que se centraba en garantizar el trabajo, la vivienda y los ingresos, la atención médica y la educación, la protección contra la inseguridad económica en la vejez, la enfermedad y el desempleo, y un mercado sin competencia desleal y dominio de monopolios, serviría como base para la seguridad de la economía. A pesar de que la visión de Roosvelt nunca llegó a incorporarse a la política interna americana, sirvió para inspirar el proyecto y la adopción de la Declaración Universal bajo el liderazgo de la sra. Eleanor Roosvelt.
Las administraciones americanas (a pesar
del amplio consenso mundial en contra) con frecuencia han considerado los
derechos económicos y sociales como meras “aspiraciones”, sin valor coactivo
alguno y han sido tomados más bien como una cuestión política en la que se deja
un amplio margen a los gobiernos para su aplicación según la coyuntura política
del momento. A nivel interno, Estados Unidos no proporciona ninguna garantía
constitucional en el orden federal para los derechos económicos y sociales, y
aún no ha ratificado el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. Más aun, los gobiernos norteamericanos de las últimas dos décadas
han ido erosionado la cobertura legislativa nacional y los estándares
internacionales para los derechos económicos y sociales, que son mucho más
vulnerables en la situación política y económica actual.
El trabajo de CESR en Estados Unidos pretende crear y consolidar la rendición de cuentas sobre los derechos sociales y culturales. Nuestra meta es formar una cultura de derechos humanos en Estados Unidos y conseguir que la política interior americana se encuentre en conformidad con los estándares internacionales. Nos proponemos reivindicar la introducción de todo el conjunto de derechos humanos en el sistema legal de EE.UU. y en la cultura popular americana. El reconocimiento de los derechos económicos y sociales por el público norteamericano y por el escenario político fortalecerá la responsabilidad del gobierno a pesar de los cambios políticos. Por ejemplo, el reconocimiento norteamericano tanto legal, como político y cultural de los derechos civiles, protegieron el núcleo de la Ley de Derechos Civiles de 1964 contra los continuos ataques políticos y judiciales mantenidos durante las décadas de 1980 y 1990.
La estrategia de CESR para promover los derechos económicos y sociales en Estados Unidos se ha centrado en el trabajo sobre proyectos concretos, apoyando movimientos de base a favor de la justicia social, desarrollando materiales educativos y formativos, y relacionando los mecanismos legales internacionales con las violaciones nacionales de los derechos económicos, sociales y culturales.
El trabajo de CESR en Estados Unidos pretende crear y consolidar la rendición de cuentas sobre los derechos sociales y culturales. Nuestra meta es formar una cultura de derechos humanos en Estados Unidos y conseguir que la política interior americana se encuentre en conformidad con los estándares internacionales. Nos proponemos reivindicar la introducción de todo el conjunto de derechos humanos en el sistema legal de EE.UU. y en la cultura popular americana. El reconocimiento de los derechos económicos y sociales por el público norteamericano y por el escenario político fortalecerá la responsabilidad del gobierno a pesar de los cambios políticos. Por ejemplo, el reconocimiento norteamericano tanto legal, como político y cultural de los derechos civiles, protegieron el núcleo de la Ley de Derechos Civiles de 1964 contra los continuos ataques políticos y judiciales mantenidos durante las décadas de 1980 y 1990.
La estrategia de CESR para promover los derechos económicos y sociales en Estados Unidos se ha centrado en el trabajo sobre proyectos concretos, apoyando movimientos de base a favor de la justicia social, desarrollando materiales educativos y formativos, y relacionando los mecanismos legales internacionales con las violaciones nacionales de los derechos económicos, sociales y culturales.
CESR
comenzó su labor reivindicativa en los Estados Unidos en 1998, colaborando al
principio en temas de salud transfronterizos en relación con las maquiladoras
de la frontera de Texas y México, y continuando con el trabajo sobre los
derechos de los trabajadores en la ciudad de Nueva York con la National Mobilization
Against Sweatshops (Movilización Nacional contra las Maquiladoras). CESR puso también en
marcha un proyecto sobre el derecho a la educación que vinculó la visita del
Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derechos a la Educación con
grupos nacionales. El informe Civil
Society and School Accountability (La Responsabilidad de la Sociedad Civil
y de la Escuela) fue elaborado por CESR y New York University
Institute for Education and Social Policy (Instituto para la Educación y la
Política Social de la Universidad de Nueva York). El informe argumenta que los
padres y las comunidades tienen el derecho a participar en la gestión y la
supervisión del sistema escolar, y que la defensa efectiva de tal derecho es
esencial para generar una mayor responsabilidad en todos los niveles. El
informe determina y critica los obstáculos a la participación que existen
actualmente en las escuelas de la ciudad de Nueva York y realiza recomendaciones
basadas en los estándares de los derechos humanos para asegurar una mejor y más
eficaz participación de la sociedad civil.
CESR
también participó en el secretariado de la US Human Rights Network (Red Estadounidense de los Derechos
Humanos), que surgió de la Cumbre de Líderes de los Derechos Humanos de EE.UU.
- "Ending Exceptionalism: Strengthening Human Rights in the United
States")- llevada a cabo del 12 al 14 de julio de 2002 en Howard University Law
School.
CESR ha
reivindicado en los Estados Unidos el derecho a la asistencia de salud
universal. En 2004 CESR publicó "The Right to Health in the United
States of America: What does it mean?" Este informe analiza cómo el sistema de salud estadounidense no alcanza
los estándares internacionales sobre el derecho a la salud.
El trabajo más reciente de CESR se ha
centrado en la presentación
de Estados Unidos ante el Examen Periodico Universal (EPU) del Consejo de Derechos Humanos de NU, para hacer
ver la urgente necesidad de aumentar los esfuerzos por la realización de los
derechos económicos y sociales en el país. Como parte de este trabajo
CESR organizó, en colaboración con ONGs del país, un evento paralalelo denominado "Building Foundations for Freedom from
Want in the Land of Plenty" durante la 9a sesión del Grupo de Trabajo del
EPU. Algunas de las preocupaciones destacadas en este evento fueron
incluidas durante el dálogo interactivo del EPU y en la lista de recomendaciones preparada por el Grupo de Trabajo. El primero proceso
de revisión del EPU de Estados Unidos finalizó durante la sesión 16
del Consejo de Derechos Humanos, cuando el país hizo sus comentarios finales a las recomendaciones que
recibió.
Despite the fact that the United States is the world's richest economy, it lags behind many other nations in fulfilling the needs of all of its citizens: 20 percent of children under the age of five live in poverty - the highest child poverty rate of any fully-industrialized nation; 44 million people lack health insurance; between 40 and 44 million people are functionally illiterate; and 28 million people face food insecurity.
A 2010 CESR fact sheet reveals that despite the country's wealth, the
United States has one the poorest records of economic and social rights
achievement of all high-income countries. Child poverty and infant mortality
are far higher than in other comparable countries. Health and education
disparities, particularly between ethnic groups, are extremely wide: African
American women are almost four times more likely to die in childbirth than
white women.
The United States stands virtually alone in the world as an
opponent of economic and social rights. The Second Bill of Rights proposed by
President Franklin Roosevelt in 1944 which focused on guarantees of work,
adequate housing and income, medical care and education, protection from
economic fears of old age, sickness, injuries, and unemployment, and a market
free from unfair competition and domination of monopolies was to serve as basis
of economic security. While FDR's vision was never integrated into American domestic
policy it did serve to inspire the drafting and adoption of the Universal
Declaration under the leadership of Mrs. Eleanor Roosevelt.
American administrations -- regardless of the broad global
consensus to the contrary -- regularly take the position that economic and
social rights are merely "aspirational," unenforceable and best
approached as a policy matter leaving broad latitude to governments to provide
or deny such rights depending on the political context of the moment. On the
domestic level, the United States provides no federal constitutional guarantees
for economic and social rights, and has yet to ratify the International
Covenant on Economic, Social and Cultural Rights. Instead, American governments
over the last two decades have steadily eroded domestic legislative protections
and international legal standards for economic and social rights, which are
particularly vulnerable to regression in the current political and economic
environment.
The election of President Obama in 2008 created new hope that
the position of past governments would be rectified. There have been increased
efforts among the US human rights community to encourage the new administration
to change its stance on economic, social and cultural rights and to ratify the
Covenant. For example, a 2009 paper by honorary CESR board member Philip
Alston suggests how these rights can be put back on the US agenda and advocates
for more constructive engagement with them by the new administration.
CESR's work in the United States
seeks to create and strengthen American accountability for economic and social
rights. We aim towards building a human rights culture in the United States and
in bringing American domestic policies into compliance with international
standards. CESR's goal is to advocate to incorporate the full range of human
rights into the U.S. domestic legal system and popular discourse. Recognition
of economic and social rights in the American public and policy arena will
strengthen government accountability regardless of political shifts. For
example, American legal, political and popular cultural recognition of
political and civil rights protected the core of the 1964 Civil Rights Act
against sustained concerted political and judicial attacks during the 1980's
and 1990's.
CESR's strategy to promote
economic and social rights in the United States has focused on actual project
work, supporting grassroots social justice movements, developing education and
training materials, and linking international legal mechanisms with domestic
violations of economic, social and cultural rights.
CESR began its advocacy work in the United States
in 1998, beginning with a collaboration on cross-border health issues
surrounding the maquiladoras at the Texas-Mexico border, and went on to work on
rights of workers in New York City with the National Mobilization Against Sweatshops. CESR also initiated a project on the right
to education which linked the visit of the United Nations Special Rapporteur on
the Right to Education with domestic groups. The report Civil Society and School Accountability was produced by the Center for
Economic and Social Rights and the New York
University Institute for Education and Social Policy. The report
argues that parents and communities have a human right to participate in the
management and oversight of the school system, and that the effective
protection of the right to participation is essential for creating greater accountability
at all levels. It identifies and critiques the obstacles to participation that
currently exist in New York City schools and makes recommendations based on
human rights standards for how to better ensure effective civil society
participation.
CESR also served on the secretariat of the US Human Rights Network,
which emerged from the US Human Rights Leadership Summit - "Ending
Exceptionalism: Strengthening Human Rights in the United States" - held on
July 12-14, 2002 at Howard
University Law School.
CESR has also advocated for the right to universal
health care in the United States. In 2004, CESR published "The Right to Health in the United
States of America: What Does it Mean?" The report analyzes how
the U.S. health care system falls short of international standards for the
right to health.
CESR´s recent work has focused on the US appearance before the Universal
Periodic Review (UPR)
at the UN Human Rights Council, in order to highlight the urgent need for
increased efforts to fulfil many fundamental economic and social rights. As
part of this work CESR co-organized a side event called
"Building Foundations for Freedom from Want in the Land of Plenty"
with other US based NGOs during the 9th session of UPR Working Group. Some of
the concerns highlighted during this event were included in the interactive
dialogue of the UPR and also in the list of recommendations prepared by the UPR Working Group. The
first U.S. UPR process finished at the 16th session of the Human Rights
Council when the
United States made its final comments about the recommendations it recieved.
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