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domingo, 8 de enero de 2017

Una tradición en mi tierra…


por Julio García

Reyes Magos, es el nombre por el que la tradición cristiana denomina a los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra. En algunos países normalmente “hispano hablante” existe la tradición de representar a los reyes obsequiando regalos que los niños les han pedido en sus cartas durante la noche anterior a la epifanía.

Los Reyes Magos, por tradiciones de algunos países, forman parte del pesebre junto a José, el niño Jesús y María, la figura católica de los Reyes Magos tiene su origen en los relatos del nacimiento de Jesús, algunos, fueron integrados de los evangelios canónicos que hoy conforman el Nuevo testamento de la Biblia. El evangelio de Mateo es la única fuente bíblica que menciona a unos magos; aunque no especifica sus nombres, tampoco el número de estos, ni el título de reyes magos, quienes, tras seguir una estrella, buscan al rey de los judíos que ha nacido en Jerusalén, guiándoles por la estrella hasta Jesús nacido en Belén, y a quien presentan ofrendas de oro, incienso y mirra.

El 6 de enero en Puerto Rico se conmemora la adoración de Melchor, Gaspar y Baltazar al Niño Dios. En Puerto Rico hay varios municipios que aviva la fecha de Reyes, es costumbre el 5 de enero víspera de la fiesta de los Tres Reyes Magos, recoger yerba y ponerla debajo de la cama y árbol en una caja de zapatos, con el ensueño de recibir regalos. La Promesa de Reyes es la costumbre de clamar una salubridad por su intervención en un momento de necesidad a cambio de un trato personal que un devoto hace en un momento difícil, en lo que la solución está fuera de su alcance. La persona clama a los Santos Reyes y se hace pacto o compromiso de pagar una promesa.

El aguinaldo es el género preferido de la música que se interpreta durante la promesa. La temática de los aguinaldos es de Navidad, alusivos a Jesucristo y a la Virgen y a la patria y a la muerte se interpretan alternándose con rezos. La décima hexasilábica es la modalidad del aguinaldo. La trascendencia que ha tenido la celebración del Día de Reyes ha convertido la Epifanía del Señor en un día de fiesta nacional. La celebración de la promesa puede ser de día o de noche. Se reúne las familias, vecinos e invitados para rezar oraciones, rezar o cantar el rosario o para la interpretación de aguinaldos. La promesa envuelve una serie de rituales. Se prepara con anticipación aperitivos platos típicos postres, música típica y lo mejor de todo esa majestuosa unión de barrio.

El pueblo de Juana Díaz, celebra dicha tradición por más de ciento veintinueve años de tradición. El pueblo se aglomera en la plaza a festejar de la tradición de los Reyes Magos, comparten en tarima varios actores, cantantes, personajes célebres para niños y adultos como lo es el ya tradicional personaje de Remi, entre otros. En adición todas las actividades son completamente gratis para los niños, máquinas de palomitas de maíz, algodón dulce, comestibles, regalos, entre otros ejercicios de fiestas. El pueblo de Juana Díaz se conoce como el pueblo de Reyes y que mejor para hacer de dicha historia un mensaje de admirar.

En el recorrido por los pueblos visitamos el pueblo de Añasco, en aquel lugar mi corazón hizo plagio con la humildad. En aquel barrio del pueblo de Añasco se simpatizaron las diferencias y la unión fue participe y testigo de tradición. Los niños fueron la esperanza de paz y entretenimiento y la cultura el balcón de la humildad y la hospitalaria bienvenida al puertorriqueño. Era volver a vivir aquellos años de infancia cuando las promesas tocaban a las puertas de cada vecindad y la alegría de la música disipaba fulgor y valores a inculcar. En aquel lugar se encontraban artesanos con imágenes talladas de los Reyes Magos. La nostalgia y el orgullo de ser un puertorriqueño podría expresarse en mi rostro por el simple hecho de ver un pueblo unido en dicha celebración, existen aún seres quienes defienden la tradición como un acto de resistencia y de aserción de la identidad puerto-española.

Cuando llegaron los españoles a Porto- rico trajeron imágenes en porcelanas y barro, pero fue el campesino quien comenzó a tallar las piezas en madera, dándole forma y montándolos a caballos en vez de camellos. De todas las exposiciones de arte popular que han permanecido con el tiempo, son la de los Reyes, los pueblos la atesoran y las modela en la víspera con artes plásticas, festivales, música típica y las promesas. Es una de las celebraciones que aún Puerto Rico la lleva en su seno con amor y lealtad a la tradición puertorriqueña. Es para mí un ejemplo de solidaridad y unión sin remordimientos de un pasado, es por tanto que conservo dicha tradición. No me basto ser testigo de aquel esplendoroso evento, decidí partir para el pueblo de Coamo y ser deponente de lo que acontecía en aquel pueblo, pues para mi sorpresa una hermosa bandera mono estrellada señalaba un azul cielo en el cual fue precisamente aquella estrella la que me sirvió de señuelo a descubrir tan sorprendente vista.

Desde aquella cima se podía observar aquel único pueblo rodeado de murallas montañosas, cubriendo el pueblo de forma volcánica, se podía observar la iglesia, la plaza, el barrio, la barbería de la esquina, la botánica, la barra de los diálogos sinceros, el parque de bombas, en fin, podía observar el cimiento de semillas en concreto y los frutos por el verde natural. Bastó mucho para imaginarme oleando la bandera en un segundo y vivir en una eterna verdad. Después de contemplar y robarme temporeramente aquella hermosa vista me fui a visitar la Plaza de Coamo. Para mi sorpresa había misa de Reyes, pero antes de entrar mis ojos se iluminaron con las afuera de la Iglesia, la plaza estaba cubierta de luces navideñas, bancos en cada espacio de aquel lugar y en todos le acompañaba la sabiduría de aquel árbol sinigual.

La Alcaldía mostraba también su elegancia y la gente su cordialidad, después de recopilar mis visiones, entonces me dirigí a ver la misa de reyes, fue allí donde cerré mi capítulo de emociones, el poder observar atentamente como la historia se repetía entre la celebración del primer regalo *El Nino Jesús* y los testigos de aquella celebración, los mismos Reyes. El corazón me palpitaba como la espera de muerte o castigo, mis ojos se manchaban de alegría en el pestañar por el fluido que dibujaba mi rostro. Luego de culminar la misa le pedí a mi hija que se acercara a los Reyes para tomarle una foto y de paso le entregara su cartita, ella algo tímida no quería darse paso, la lleve casi arrastrada hasta que se convenció al ver otros niños pasar al frente, lo que ella desconocía era que, su papá se moría por estar cerca de ellos algo que nunca le mencione.  Era como volver a resucitar ese niño que vive en nosotros, era estar soñando despierto.

Les escribo por una razón y es que debemos ser lo que solemos ser y no lo que preferimos imitar ser, somos puertorriqueños y no debemos permitir que nada ni nadie nos cambie lo que ya somos; las raíces de un árbol borincano… podríamos sembrar una semilla y tratar de enderezar su curso, pero jamás podremos cambiar el fruto…

Bendecidos sean todos y espero que este escrito les traiga lo que siempre añoro hacer, reflexión de cálidos atributos.


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